
La idea es valorizar la arquitectura patrimonial para niños, donde a través de las aventuras de la gata Adela, se podrán conocer aspectos técnicos e históricos propios de este tipo de arquitectura.

El término vernáculo se deriva del latín vernaculus, que significa «doméstico, nativo, indígena» cuando se aplica a la arquitectura se define como el diseño de espacios justos y necesarios, sin excesos, que ofrece una respuesta directa a los requerimientos funcionales, sociales y climáticos de una zona específica.
“El aporte de este tipo de arquitectura es la memoria, ya que nos da cuenta de sistemas constructivos heredados ancestralmente, generación tras generación. Es un testimonio de nuestra cultura que nos habla a través de la forma y el lugar”, relata Karla Silva, decana (I) de la Facultad de Arquitectura, Construcción y Medio Ambiente de la Universidad Autónoma de Chile.
La arquitectura vernácula –también llamada popular o tradicional– constituye una categoría de patrimonio. Aquello que empezó como interés por documentar ejemplos exóticos, fue transformándose en objeto de análisis e investigación para rescatar sus valores.
Un ejemplo en el país es la técnica que utilizaba el pueblo mapuche para generar tablones poniendo cuñas de madera más dura y separando las fibras del árbol. Está técnica evolucionó y se transformó en la forma de obtener la tejuela de madera que hoy recubre las casas de las ciudades del sur.
Es así como podemos mencionar su categoría de expresión de identidad y cultura de un pueblo y su territorio. Además de ser sostenible al depender exclusivamente de los materiales y recursos que el entorno entrega, desarrolla respuestas apropiadas con técnicas constructivas adaptadas y materiales que aportan rasgos culturales propios.
Lamentablemente existen pocas publicaciones en Chile que rescaten la importancia de este tipo de arquitectura, menos libros dedicados a niños y adolescentes, situación que llevó a Karla Silva junto a Juan Carlos Olivares y Camila Mancilla —ambos académicos de la Universidad Austral de Chile—, a editar el libro “Las Arquitecturas de la Garúa”.
“Queremos mostrar nuestras raíces arquitectónicas y llevarlos a descubrir que el lugar donde vivimos tiene un valor mucho mayor del que creemos. Este libro busca valorizar la arquitectura patrimonial para niños, donde, a través de las aventuras de la gata Adela, se podrán conocer aspectos técnicos e históricos propios de este tipo de arquitectura, en un lenguaje comprensible para los más pequeños”, terminó diciendo Silva.
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