Raquel Argandoña, Shakespeare o la vida es una señora cruel que sonríe… irónicamente

Marco Antonio Pinto. Ex director del diario El Mercurio de Valparaíso y quien fuera también director de El Diario Austral de La Araucanía por 14 años. Profesor de Estado en Pedagogía en Castellano de la Universidad Católica del Norte, Antofagasta; Periodista, Universidad Católica del Norte, Antofagasta. Es miembro de la Academia Chilena de la Lengua, correspondiente a la Real Academia de la Lengua.

La vi, y su figura era como el resto de un naufragio.

Poco antes ella había llorado a mares en la televisión, siguiendo así su sino de mujer hecha primordialmente para el espectáculo. Con esa entrevista condescendiente creció numéricamente la audiencia; de ese modo, la entrevista fue repetida una y otra vez, asunto especialmente malévolo tratándose de una estación de televisión que arrastra el sello católico y que, en este caso, hizo demostración de anomia moral y de cinismo absoluto.

Adiós a la responsabilidad y al imperativo ético, resume bien esa fase televisiva que revela una verdadera encrucijada familiar en la que se cumple a la perfección aquello de cosecharás lo que siembres. Es la cosecha de los Calderón-Argandoña, amarga cosecha, la peor de todas, aquella que pone al hijo en plan de asesinato de su padre, llevándonos de narices a Shakespeare y nos obliga a recordar a Macbeth, Otelo, Hamlet, en varias de las cuales Shakespeare tomó referencias de la  tragedia griega clásica.

¿Qué podemos  observar de esta catástrofe familiar?

Los cuatro Calderón, no pudieron darse cuenta de que les llegaba el crepúsculo moral y que en el aire estaba una tormenta de lluvia y viento apocalíptico creado por ellos en la forma de celos, envidia, maldad, sospechas, placer a todo trance, villanías, traición, adulterio, infidelidad marital, modos de acción patológicos, enamoramiento sexual, ánimo de venganza, culpa,  y no olvidemos que Otelo mata lo que ama, porque nublado su entendimiento, cree que es el único modo de recobrar la honra perdida.

Y siguiendo a Yago, personaje antagonista de Otelo, ubicar, entonces,  a Hernán Calderón hijo en su determinante desmadre. Yago dice: …las sospechas son verdaderos venenos. Al principio resultan desagradables al gusto, y cuando empiezan a penetrar en la sangre, queman como inflamado azufre.

 Vendrán, entonces, las cuchilladas, el juicio, el encierro carcelario, las cadenas y grilletes y de nuevo el llanto a gritos de la madre que protesta porque su hijo es víctima de encadenamiento, humillaciones y tortura, en lo que, espero, no sea el espectáculo fingido de su desolación. Lady Macbeth da vueltas por esta historia contemporánea en la que el paraíso parece definitivamente perdido. Y no dejo de recordar que en la tragedia elaborada por Shakespeare y en la griega, la muerte siempre es protagonista final. No es lo que quisiera para este caso, de ninguna

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