

Desde el pasado mes de marzo, cuando se detectaron los primeros casos de Covid-19 en Chile, e iniciaron las primeras cuarentenas y el cierre de los comercios no esenciales, se observó un alza de 1,8 % de la fuerza de trabajo (que considera a ocupados y desocupados), que fue mayor al registrado por los ocupados (0,7 %) en 12 meses, según cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE).
Los desocupados crecieron un 15,8 %, incididos principalmente por los cesantes y, en menor medida, por quienes buscan trabajo por primera vez, mientras que en los ocupados influyeron los sectores de servicios administrativos y de apoyo (29,2 %) y actividades de salud (7,2 %).
Por su parte, la tasa de ocupación informal, por su parte, alcanzó el 28,9 %, la más alta de toda la serie, con un aumento en 12 meses de 1,6 %.
Modalidad teletrabajo
Al principio de la pandemia en el país, muchas empresas optaron por la modalidad teletrabajo, para que sus empleados pudieran seguir desempeñando las funciones desde el hogar, a través de medios electrónicos, lo cual a primera vista parecía algo bueno para ambas partes tanto el empleador como el empleado, sin embargo, recientes estudios han develado que no ha sido tan sencillo.
La imagen popular de un trabajador remoto es un recién graduado que trabaja en un sector creativo, tal vez diseño gráfico o publicidad, tomando un capuchino en una cafetería, pero realmente, esconde muchas cosas tanto positivas como negativas esta modalidad la cual se ha popularizado a nivel mundial por las circunstancias actuales.
En una encuesta realizada por Trabajando.com a 900 personas, de las cuales 54% se encuentran actualmente trabajando desde sus casas, un 79% reconoce que dedica más horas al trabajo que antes y un 70% sufre estrés.
¿Las razones? Un 59% indica que les ha aumentado la carga laboral. En tanto, un 54% admite que no les alcanza el tiempo. Pero también la inseguridad laboral (47%) y el aumento de la presión de las jefaturas directas (47%), fueron otros de los argumentos.
A su vez, un estudio reciente de la Organización Internacional del Trabajo sintetiza la evidencia existente para diez Estados miembros de la Unión Europea, Argentina, Brasil, India, Japón y Estados Unidos. En prácticamente todos los casos, este estudio encontró diferencias en la jornada de trabajadores normales y teletrabajadores. En países como Japón estas diferencias eran abismantes, siendo la jornada semanal de los teletrabajadores en promedio 7 horas más larga que la jornada legal.
Ley Chilena que regula el teletrabajo
El 24 de marzo se publicó en Chile la ley que regula el teletrabajo. Las autoridades señalaron que la normativa protegerá a quienes se han visto forzados por la cuarentena a trabajar desde casa y permitirá, en el futuro, “darles más oportunidades y libertad a los trabajadores”
La nueva ley chilena establece un “derecho a desconexión” que libera a las y los empleados de responder requerimientos de su empleador por un período de 12 horas bien sea mails o mensajes de whatsapp. Sin embargo, la normativa permite explícitamente que las y los teletrabajadores queden excluidos de la limitación de jornada que rige para el resto del asalariado, si así lo acuerdan las partes.
Por esta razón, la Central Unitaria de Trabajadores ha acusado a la ley de ampliar tácitamente la jornada legal, sin reconocer las horas extraordinarias. Puede decirse que es un error pensar que los acuerdos entre empleador y trabajador individual resguardan necesariamente los intereses de este último. Justamente, la legislación laboral existe porque los Estados reconocen que no existe igualdad de condiciones entre las partes de una relación laboral y asumen que deben proteger a la parte más “débil”. Las y los trabajadores dependen de sus empleadores para subsistir y, por lo mismo, individualmente, están en desventaja para salvaguardar sus intereses.
A pesar de todo, algunas personas perciban beneficios en el teletrabajo, ya que la conveniencia de esta forma de trabajo depende de la situación personal y de las alternativas que ofrece el contexto. Por ejemplo, hay quienes no tienen otra forma de participar del mercado laboral porque están a cargo del cuidado de otras personas.
Dicho esto, se podría concluir que, no es negativo que las personas tengan la opción del teletrabajo, sino no exista una regulación por parte de las autoridades, puesto que si bien una ley de teletrabajo es un gran avance, pero la misma por si sola no puede subsanar las falencias de la política laboral que explican la deficiente calidad del empleo, puesto que el teletrabajo no asegura por sí mismo mejores condiciones de trabajo, ni es accesible a los sectores más vulnerables donde predominan trabajos manuales que no pueden hacerse de manera digital.
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