

Cuando las temperaturas bajo cero cubren de un manto blanco todo a su paso en la cordillerana Lonquimay, ubicada en la Provincia de Malleco en la Región de La Araucanía, la calurosa y solidaria mano de Carabineros de Chile llega en auxilio de las familias en los sectores más afectados por las nevazones en la comuna.
Es así, que Carabineros de la Subcomisaría Fronteriza de Lonquimay con pala en mano y el corazón a disposición de la gente, trepa a las techumbres de las casas, galpones, caballerizas, bodegas, etc. para evitar que estos cedan ante la acumulación de nieve. Asimismo, los lugareños han confiado en ellos la búsqueda de sus animales extraviados, el traslado de fardos y víveres y las gestiones con diversas autoridades para mejorar sus condiciones de vida, sobre todo, la conectividad entre el sector rural y el urbano.
“Lamentablemente, en ciertos lugares, como hacemos patrullajes de soberanía somos el único nexo con la civilización para ellos. Estamos siempre dispuestos a ayudar a la gente, esa es la esencia de Carabineros, brindarles seguridad y en estas condiciones tenemos que estar con ellos hoy, mañana y siempre. Estamos trabajando en distintos sectores, la idea es en estos momentos ante las bajas temperaturas es despejar los techos, hemos trasladado fardos, también tenemos patrullas de rescate en frontera y estamos atacando distintos lugares donde se necesita ayuda, sobre todo por el peso de la nieve”, relató el Teniente Cristopher Bustamante Valenzuela, Subcomisario de la Subcomisaría “Lonquimay”.
La jornada para Carabineros en Lonquimay no tiene horario. En cualquier momento suena el teléfono de la Subcomisaría y acuden rápidamente en auxilio de quien lo necesita. Cuando la densa nieve impide el paso de vehículos deben recorrer varios kilómetros a pie para llegar a la emergencia y, simplemente, lo hacen. Un compromiso, profesionalismo y solidaridad a toda prueba que agradece la comunidad.
En el sector Las Mellizas, camino a Las Raíces, a más de 10 kilómetros de Lonquimay, vive la familia Curical Pailla. Sus casas están ubicadas donde termina la huella del camino nevado, por tanto, el acceso de vehículos es imposible, solo algunas camionetas 4×4 y vehículos de mayor envergadura, logran aproximarse al lugar.
“El año pasado no nevó mucho y hoy el mayor problema es la conectividad para bajar al pueblo a comprar lo que nos falta en las casas, el alimento para los animales, para los perros… Hay muchos techos que están cargados (de nieve) falta la mano de obra, la ayuda. Yo agradezco mucho a Carabineros, llegaron a mi galpón que estaba por quebrarse, se les agradece porque ahí tenía todo el forraje para mis animales y me salvaron. Siempre hemos tenido buenas relaciones con Carabineros, nunca nos han dejado desamparados. Como familia, le agradecemos a Carabineros”, manifestó Gloria Inés Curical Pailla.
En tanto, el hermano de Gloria, Samuel Curical, agrega que sus mayores preocupaciones a raíz de las nevazones son la salud de los niños y el bienestar de cada familia. Si bien dice estar “acostumbrados” a los crudos inviernos, asegura que la nieve caída este año sólo es comparable a los años 1995 y 2011, donde se registraron emergencias conocidas como “terremotos blancos”.
“La ayuda de Carabineros es muy buena, hay lugares donde hay señoras, abuelitas y abuelitos y como dicen, Carabineros siempre ha sido un amigo en el camino. Nosotros estamos agradecidos porque podemos contar con su ayuda y siempre se les ha visto, en cualquier necesidad que haya ahí están, en las buenas y en las malas como se dice”, aseguró Samuel.
Carabineros con sus cuarteles fronterizos continuarán dando cumplimiento a su misión marcando presencia y soberanía y entregando solidaridad y protección a quien lo necesite sin distinción alguna, de manera permanente. “Es un orgullo ser Carabinero y estar a disposición de la gente, esa es nuestra esencia, hay que seguir apoyando y estar junto a la gente, ellos necesitan de nosotros”, finalizó el Teniente Bustamante.
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