

A lo largo de los últimos meses regiones con en el caso de La Araucanía fueron escenario de diversos ataques incendiarios que además de las consecuencias materiales y sociales, también están dejando un peligro ambiental latente.
En primera instancia el incendio de los árboles debilitan el pulmón natural de los bosques, destrucción de cosechas que enriquecen la tierra por los cultivos y las plantaciones quemadas que eran futuras arboledas.
Además, la contaminación del aire es uno de los puntos de mayor preocupación por las toxinas y materiales que se esparcen a través del humo en contacto con los ciudadanos, dónde niños, adultos y ancianos reciben ese oxígeno en estado rojo.
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