Operativo nocturno en Temuco: Retiran negocios ambulantes de las calles por no contar con permisos

La noche de ayer jueves 31 de agosto el equipo de la Municipalidad de Temuco junto a oficiales de Carabineros y Seguridad Ciudadana llevaron a cabo un operativo nocturno con el fin de retirar todos aquellos negocios ambulantes que no contaban con los permisos requeridos.

Uno de los descubrimientos del operativo fue la de diversos locales que trabajan de forma ambulante sin la permisología adecuada, presentando inclusive conexiones no autorizadas.

Se dió a conocer además que hasta los momentos se retiraron siete negocios de este tipo, donde tampoco cumplían con la extensión correcta, de manera que dificultaban los accesos en los caminos de las calles.

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    • Permisología: ciencia que se encarga de estudiar los hechos que ocurren durante los permisos que se toman. Por ejemplo, si alguien sacó permiso para ir al bautizo de su sobrino y en vez de eso fue al estadio a ver al Colo, se acude al permisólogo para que investigue. Los permisólogos también estudian el uso de las frases que involucran la palabra “permiso”, tales como “permiso por favor”, “me da permiso? Gracias”, o el pasivo-agresivo “me da permiso señor/señora”. Por ejemplo, si un oficinista aparece muerto en horario de oficina, es el permisólogo forense el que debe determinar si el occiso estaba de permiso y por eso no estaba trabajando, o si dio parte de enfermo y le dieron permiso para no ir a trabajar. La permisología también estudia cuándo se le debe dar permiso a alguien para hacer algo, como en el caso de una mujer cuyo marido desea salir a emborracharse. Debe ella darle permiso? Él señala que él le dio permiso a ella en una situación anterior para salir al cine con su amiga Lucero (Lucy para los amigos) y que por lo tanto ahora debería tener permiso para salir porque juega el Colo (ver párrafo anterior). Ella responde señalando que sólo fue al cine con Lucy porque era el cumpleaños de ésta, y que lo hizo más por compromiso que por legítima amistad, ya que Lucy es, en general, amiga de los chismes y todo tipo de copuchas. Él responde que da lo mismo y grita improperios a su esposa. Ella le responde a su vez con otros improperios. La situación escala hasta ponerse física, y tras un forcejeo, el hombre cae muerto por un golpe accidental que le dio la mujer en la cabeza. Ahí entra en acción nuevamente el permisólogo, ya que el hombre trabajaba en la municipalidad y pidió permiso para faltar aduciendo que era el bautizo de su sobrino, a pesar de que su único sobrino tiene 32 años, vive en Suecia y es agnóstico. La mujer va presa por homicidio y cómplice en un caso de fraude permisológico. Ya en la cárcel, pide permiso al alcaide para salir y poder visitar a su abuela, enferma de cáncer de vesícula. Nuevamente es llamado a la escena el permisólogo, quien determina que la abuela, en efecto, padece cáncer y que por lo tanto sería feo no dejar salir a la mujer durante un breve fin de semana. La mujer da las gracias y sale, pero a las horas intenta escapar y huye hacia la frontera con Perú, donde el esposo de Lucy, camionero y que aparentemente fue amante de la mujer hasta hace algunos años, la espera para esconderla en un container que contiene longanizas. Todo parece ir bien, hasta que el encargado de aduanas debe darle el permiso la camión para pasar. Allí es llamado nuevamente el permisólogo, quien ordena inmediatamente la detención del camionero y de la mujer: se revela que Lucy, en su folklórica calidad de copushenta y sapa [sic] estaba al tanto de la maniobra y delató a la mujer y a su esposo a las autoridades. La mujer y el camionero se miran: saben que su destino es incierto. Una lágrima cae por la reseca mejilla de él; el amor que han ocultado durante todos estos años puede más. Con una mirada, comprenden lo que deben hacer: él se abalanza hacia el policía que los escolta. Logra quitarle las llaves y juntos huyen en el camión cargado de longanizas. La policía les persigue mientras intentan llegar a la frontera con Perú; la libertad esperándoles al otro lado. Acelerando al máximo, logran, rompiendo la valla, cruzar al otro lado, hacia Perú, donde su amor será libre de perdurar. Emocionados, se abrazan. Se miran a los ojos y lloran. Mientras festejan, son detenidos por las autoridades peruanas. Los permisólogos peruanos determinan que no poseen los derechos de importación para las longanizas que traen en el camión, por lo que son arrestados. Incapaces de pagar la cuantiosa multa, son condenados a muerte por la draconiana justicia del vecino país. La mujer ve salir el sol de su último día a través de la ventana de la oscura cárcel de Lima. Una sombra obscurece la luz: es Lucy. Envuelta en una capa negra, unas palabras salen de su boca: esto es lo que te pasa por acompañarme al cine sólo por compromiso.
      La mujer grita desesperada, sin poder dar crédito a sus oídos. Sus súplicas y sollozos son ahogadas por miles de otras voces que salen de los oscuros escondrijos del gigantesco calabozo. Lucy ha obtenido su venganza.

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