La prevención, buen antídoto frente a la oferta de créditos dudosos

Foto: Universidad Autónoma de Chile

El otorgar créditos para afrontar distintas necesidades forma parte de las operaciones habituales que efectúan las entidades financieras, donde el segmento personas es una parte atractiva del mercado, encontrándose bancos y cooperativas de ahorro y crédito, entre otras, respondiendo a esos requerimientos.


Igualmente, existen diversos productos de financiamiento entre los que se pueden nombrar crédito de consumo, automotriz e hipotecario para la vivienda, teniendo cada uno un objetivo de uso y características que lo definen.


Por otra parte, si a la necesidad le sumamos la urgencia y el desconocimiento financiero, tenemos un conjunto peligroso, ya que pueden llevarnos a entes y/o productos que parecen solucionar problemas, pero que en un análisis posterior la sensación puede ser otra.


Por ello, debe llamarnos a la atención y al cuidado la demanda colectiva que interpuso semanas atrás el Servicio Nacional del Consumidor (SERNAC) a dos financieras por otorgar productos hipotecarios que no cumplirían con las exigencias legales mínimas, detectándose además unas cláusulas consideradas abusivas.


Ahora bien, de las operaciones aludidas destaco:


• El público objetivo de los créditos son dueñas de casa y adultos mayores (ambos grupos pueden considerarse vulnerables);
• Los créditos podían llegar a cifras de hasta $170 MM que debían pagarse en un máximo de 60 cuotas mensuales, comprendiendo cada pago algo más de $2,8 MM;
• Las tasas de interés en varias ocasiones exceden la Tasa Máxima Convencional (TMC) (es un delito); y
• No se cumple con el deber de información en el contrato de las operaciones hipotecarias.


En tal sentido, algunos consejos de autocuidado son:


• Si la necesidad nos nubla y lleva al límite en las decisiones, debemos actuar con mayor cautela y responsabilidad;
• El cotizar y comparar las condiciones crediticias, deben ser un punto esencial que nos permitan levantar sospecha de situaciones extrañas;
• Las facilidades que nos pueda brindar una entidad, cuando en otras hemos sido rechazados o han limitado nuestra solicitud, deben servir de alertas;
• Al solicitar un crédito se debe tener claro que un objetivo esencial de la entidad que lo otorga es asegurarse de la capacidad de pago del usuario, por tanto, si el valor de cuota mensual supera los ingresos mensuales que demostramos, resulta extraño (como guía se debiese considerar que el valor de la cuota mensual no debiese ser superior al 25% de los ingresos líquidos mensuales);
• Es raro que se realicen operaciones crediticias débiles (alta probabilidad de impago), pues al estar respaldadas por una garantía y caer en impago, la entidad puede activar una cláusula que suele estar en los contratos de crédito -cláusula de aceleración-, permitiéndoles exigir el pago de toda la deuda, lo que puede conllevar el remate de la garantía y con los dineros obtenidos solventar lo adeudado, pero despoja a las personas del bien que poseían; y
• Es clave disponer de algún nivel de educación financiera que permita analizar y evaluar lo saludable de un crédito, o bien en caso de no disponerla, apoyarse en alguien de confianza para que oriente y tomar adecuadas decisiones, evitando o disminuyendo la posibilidad de ser cautivos de malos ratos.


Finalmente, toma sentido lo señalado por el refrán de “más vale prevenir que curar “, y en donde se manifiesta la tarea por hacer de las entidades del mundo financiero (no sólo SERNAC), así como educación, en aras del fomento y desarrollo del alfabetismo financiero.

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