
En octubre de 1981 se documenta uno de los episodios más absurdos de la historiografía ovni de la región; el encuentro del doctor Zamorro

Uno de los casos de encuentros con lo desconocido más extraños de los que se tenga memoria ocurrió en los faldeos de la Cordillera de Los Andes en octubre de 1981, Óscar Zamorro, arquitecto y experto senderista chileno, se encontraba subiendo la ladera de un empinado cerro junto a uno de sus compañeros de aventuras, qué a la sazón, era abogado y juez de la república (misma razón por la que en su momento no quiso dar su nombre).
Los dos habían salido muy temprano en la mañana y venían subiendo la ladera desde hace un par de kilómetros, tratando de ese modo, de alcanzar uno de los caminos más cómodos en aquel remoto tramo de cordillera, llegando ya al terreno plano, se percataron de que algo no andaba bien en el entorno.
El arquitecto declara:
“Cuando nos acercábamos a un claro del bosque, de repente vimos un vehículo de metal en forma de cigarro con la parte superior plana. Medía unos 12 metros de largo y 3 metros ancho, y estaba a unos 73 metros de distancia.”
“Al principio pensamos que nos habíamos topado con una instalación militar. Pero cuando caminamos dando la vuelta al otro lado de la nave buscando insignias, nos quedamos impactados al ver a una criatura peluda de apariencia humana de dos metros de altura. Se podría confundir con un gorila, excepto por su cuerpo y cara humanoide.
Además del grueso pelo oscuro, la cosa más extraña era noté era que él no tenía ningún cuello apreciable o distinguible.
Por suerte, la criatura no nos vio, así pues nos metimos silenciosamente detrás de unas rocas y arbustos donde miramos y nos escondimos por unos 15 minutos.”
“La criatura permaneció quieta y no hubo ningún movimiento dentro de la nave, con mi compañero decidimos acercarnos.”
“De repente, una escalera de metal descendió y la criatura comenzó a subirla. En unos segundos, él estaba dentro de la nave, la que luego comenzó a ascender en silencio. El objeto se levantó, de la misma forma que lo haría un helicóptero.”
“No podíamos verla bien por qué estábamos cegados por las flagrantes luces blancas, rojas y amarillas que iluminaban la ladera de la montaña.”
“Después de unos segundos, la nave desapareció a una velocidad increíble, dejando sólo vegetación quemada en donde eso había aterrizado.”
Los dos profesionales se mantuvieron en silencio sobre el incidente hasta bien entrado el año 1982 por temor de ser ridiculizados y poner en peligro sus puestos de trabajo.
El otro testigo, el misterioso juez, declaró al “magazine” norteamericano:
“Si me prometen confidencialidad, voy a decir que no hay duda en mi mente de que todo lo que vimos, la nave y la criatura peluda, definitivamente no son de esta Tierra.”
“Todavía estoy renuente de andar contarle mi experiencia a la gente, porque no quisiera aparecer en un expediente investigativo como un hombre que ha perdido la cabeza”, finalizó declarando el juez.
personas serias que por muy absurdo que parezca , no nos cabe duda de que no estamos solos. Gran caso que no conocía!
Si en ese tiempo estuviera la tecnología de ahora con una foto o video no temerian a quedar como “loco” por ser testigos de algo así, buena historia no tenía el conocimiento de ella.
Desconocía por completo este caso, pero lo que no me sorprende es la presencia de esta criatura ominida cubierta de pelo, ya que existen algunos escasos antecedentes de su presencia en un hábitat que comprende desde Neuquén hasta Melipeuco en Chile.
Un buen caso . Es una lástima que con los años se valla perdiendo información. Buen artículo .
Increible historia. Cuanta gente calla por miedo al ridículo. Deben haber miles de historias por ahí aun sin contar
Super buena la nota, un caso bastante interesante, que será de el testigo hoy??