
Según una crónica de La Tercera, escrita por Juan J. Faúndez en 1978, sobre la copa de un árbol en avenida O’Higgins, la Madre de Dios se le apareció a María Yolanda Reuss y le habló.

Temuco, octubre de 1978, plena época del conflicto limítrofe entre Chile y Argentina. Las primeras planas de los matutinos llenaban el ambiente con las alternativas del inminente conflicto bélico entre los países hermanos. Sin embargo, en La Araucanía, una dueña de casa hacia girar el dial de las noticias con sus insólitas declaraciones.
María Yolanda Reuss, aseguraba que en un árbol, en las afueras de su casa, se aparecía la Virgen. Juán J. Faúndez, periodista del Austral y corresponsal del diario La Tercera de la Hora de Santiago, atraído por la noticia, emprendió camino hacia O´Higgins 0350, en pleno centro de la capital regional. Quería estar ahí cuando la Virgen se presentara.
Apenas llegó conversó con la Sra. Reuss, la mujer le contó sobre las apariciones y los mensajes que le dejaba la Virgen: “Ella me dijo: no llores, cuéntale de esta aparición a todo el mundo. Que todos lo sepan y que recen mucho”. El periodista, asombrado, escuchó a la mujer continuar con su relato: “La Virgen me dijo que no habrá guerra, que no nos preocupáramos. Que la gente tenía miedo, estaba nerviosa, pero que se tranquilizara porqué no iba a haber guerra. Insistió de nuevo en que se rezara mucho”.
Según lo declarado por la testigo, las apariciones sucedían desde hacia varios días alrededor de las 11 de la mañana. Faúndez había llegado temprano, minutos antes de esa hora. De pronto, la señora Reuss sale al patio como si la hubiese hecho saltar un resorte, habían reunidos ahí afuera, al menos unos 10 vecinos y uno que otro curioso. Todos frente al misterioso árbol de las apariciones.
Se colocó de pie frente al copo, mirando hacia arriba, al árbol donde se aparece. La mujer se agita, se estremece… “Ahí está”, dice. “Ahí”… (solloza)… “Dios mío, ¿La ven?… (Grita). Interroga a los presentes, llorando, y mira. La mujer no deja de clavar la vista en lo alto del árbol.
– “Arriba, está allá arriba”…
Sollozos, murmullos entrecortados, guturales de la mujer… sostiene abrazado a su hijo Germán, de 3 años, que dice también haber visto a la Virgen en las oportunidades anteriores… Cae de rodillas, enrollada sobre sí misma.
Faúndez cierra: “Yo no vi nada, solo la copa del árbol y el cielo. Un cielo azul adornado por nubes blancas. El resto de los testigos me confesó que tampoco vio nada”.
Prensa Ciudadana fue al lugar de la aparición, un verdadero viaje en el tiempo. Llegando allá, se entrevistó a testigos de la época, a gente que estuvo ahí, en la casa de la señora Reuss. Ellos contaron cosas, cosas que serán reveladas en la segunda parte de esta crónica, que los acercará, a la verdadera Araucanía insólita.
Que historia más entretenida.
Estaremos pendiente de la segunda parte .