En la investigación se estableció que la muerte del padre de la víctima, ocurrido en 2008, provocó un acercamiento muy importante entre el acusado y su cónyuge con la madre de la niña, ya que participaban en una misma congregación religiosa por lo tenían contacto a través de la iglesia
Ayer la Fiscalía logró la sentencia de 15 años de cárcel contra un hombre que violó y abusó de 2 menores de edad, entre los años 2009 hasta el año 2014.
De acuerdo a la información entregada por la Fiscalía, el condenado Donald Villablanca Aguilera abusó sexualmente y violó en reiteradas ocasiones a la primera de las víctimas, quien tenía 7 años cuando comenzaron los delitos, aprovechando la confianza y cercanía que tenía con la familia de la niña.
En la investigación se estableció que la muerte del padre de la víctima, ocurrido en 2008, provocó un acercamiento muy importante entre el acusado y su cónyuge con la madre de la niña, ya que participaban en una misma congregación religiosa por lo tenían contacto a través de la iglesia, lo que generó una gran amistad y confianza. La madre de la víctima trabaja y dejaba a su hija al cuidado de la esposa del acusado. Donald Villablanca le daba dinero a la niña para que guardara silencio. Estos hechos ocurrieron hasta que esta se empezó a dar cuenta que era anormal, en 2014.
En el juicio la Fiscalía logró acreditar que el mismo sujeto, entre los meses de septiembre y octubre de 2014, abusó sexualmente de una segunda niña, de 8 años de edad, mientras se encontraba de visita en su vivienda, aprovechando un momento en que la menor quedo sola a su cuidado.
La fiscal Vania Arancibia aseguró que el tribunal compartió el planteamiento jurídico y la participación del imputado, considerando además que ambas menores declararon contra el acusado.
“Una de las víctimas ya era mayor de edad y prestó declaración, y la otra menor también declaró con protección de identidad y resguardo de los derechos como menor de dad, y donde pudo señalar los hechos vivenciados en su contra”, dijo la fiscal.
En el primero de los casos la víctima vivía en el mismo edificio del condenado, un piso más abajo, y pasaba gran parte del día sola por el trabajo de su madre
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